miércoles, 11 de agosto de 2010

El diseño del producto

Un producto puede ser un bien o un servicio.

Un bien es un conjunto de tangibles tales como el núcleo material, el envase, el etiquetado, etc., pero que también incluye elementos intangibles tales como el servicio al cliente, las garantías, la marca, etc.
Un bien se basa en los atributos que pueda tener.
Mientras que un servicio es un conjunto de intangibles tales como desempeños, esfuerzos, atenciones, etc., pero que también incluye elementos tangibles tales como, por ejemplo, en un restaurante: los alimentos, las bebidas, muebles, etc.

Un servicio se basa en la confiabilidad, calidad o calidez en la atención al cliente.

Aunque un servicio es un producto, usualmente se utiliza el término “productos y servicios” para hacer referencia a los “bienes y servicios”.

Para diseñar un nuevo producto, en primer lugar debemos investigar y analizar las necesidades, gustos, preferencias, deseos y características de los consumidores que conforman nuestro mercado objetivo.

Y, una vez que hemos recogido y analizado dicha información, pasamos a diseñar un producto que se encargue de satisfacer dichas necesidades, gustos, preferencias y deseos, y que aproveche dichas características.

Pero también, teniendo en cuenta nuestra tecnología, nuestra experiencia, nuestra capacidad de producción y nuestra capacidad financiera.

Al momento de diseñar el producto, no sólo debemos tener en cuenta sus características físicas, sino también, los beneficios que les pueda bridar a los consumidores.

Debemos tener en cuenta que cuando un consumidor decide por adquirir un producto, no sólo busca lo material, sino también, los beneficios que éste le puede otorgar, los cuales pueden ser:

Beneficios sensuales: sabor, atención, tipo de público, aspecto, ambiente.
Beneficios psicológicos: comodidad, status (debido a la marca), sensación de bienestar, satisfacción.

Una vez que ya hemos diseñado y lanzado al mercado nuestro nuevo producto, no debemos quedarnos sólo ahí, debemos saber que el ciclo de vida del producto es cada vez más corto, por lo que siempre debemos innovar y sacar constantemente nuevos productos al mercado.

Estos nuevos productos no necesariamente tienen que ser un producto totalmente nuevo, sino que al que ya tenemos, podemos agregarles nuevas mejoras, nuevas características, nuevas funciones, nuevas utilidades, nuevos atributos; por ejemplo, podemos lanzar nuestro antiguo producto, pero con un nuevo envase, una nueva etiqueta, un nuevo diseño, etc.

Podemos también sacar al mercado una nueva línea de producto, por ejemplo, si nuestros productos son los jeans para damas, podemos sacar al mercado una línea de zapatos para damas.

Podemos también introducir nuevas marcas, pudiendo por ejemplo, tener dos marcas para un mismo tipo de producto, cada una dedicada a un mercado diferente, por ejemplo, podemos tener nuestra marca de jeans para damas, y optar por sacar una nueva marca de jeans, por ejemplo, con un mayor acabado y con un mayor precio, dedicada a otro mercado; uno con mayor poder adquisitivo.

Y podemos también, incluir nuevos servicios al cliente, que les brinden a los clientes un mayor disfrute del producto, por ejemplo, podemos incluir la entrega a domicilio, nuevas garantías, nuevas facilidades de pago, mayor asesoría en la compra, etc.

Para esto debemos estar siempre atentos al mercado, siempre debemos estar atentos a las nuevas necesidades, a los nuevos gustos, las nuevas preferencias, nuevos deseos, nuevas modas, nuevas tendencias.

Siempre atentos, siempre adaptándonos, y siempre innovando.

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