sábado, 19 de junio de 2010

BOLIVIA: La sociedad cooperativa y solidaria

El presidente Correa, del Ecuador, acaba de anunciar la creación de la Corporación Financiera de la Economía Popular y Solidaria, así como la Superintendencia de Cooperativas. En su discurso Correa indicó: “Para nosotros, la economía popular y solidaria no es un sector más de la economía, es el sector más importante”, añadiendo: “Me comprometo a poner todas nuestras energías, nuestros esfuerzos, para impulsar este sector tanto tiempo invisibilizado”.

La Constitución ecuatoriana, al igual que la boliviana, tiene avances muy significativos para la construcción de una sociedad diferente. Ambos gobiernos tienen como objetivo la recuperación del control estatal sobre los recursos naturales estratégicos, base para que la acumulación se quede en el país y el Estado tenga medios para la inversión social. Sin embargo, la diferencia de énfasis en la economía cooperativa y solidaria es mayor en la ecuatoriana. Más diferencia aún hay en la implantación: mientras en Bolivia el empeño es la creación de empresas productivas estatales (cartón, papel, leche, quinua, etcétera), en Ecuador la línea es la transformación del conjunto del sistema económico con base en la cooperación y la solidaridad.

Las experiencias de desarrollo con base en el capitalismo de Estado han sido —por decir lo menos— desastrosas, y esto no porque las empresas privadas sean más eficientes, muchas veces no lo son, sino porque en las empresas estatales, por lo menos en Bolivia, no se cuenta con una estructura empresarial que les dé autonomía suficiente para emprender, arriesgar e invertir; si a esto añadimos la carencia de cuadros experimentados en la administración empresarial, tenemos empresas pesadas y en general ineficientes en extremo. No hablemos del peguismo, del acomodo de militantes, de supernumerarios y otros males.

Por el contrario, las empresas de la Economía Social y Solidaria, al no tener fines de lucro, con igualdad en la participación y en la toma de decisiones, están mejor ubicadas para crecer en eficiencia. Las experiencias de otros países justifican el énfasis que en Ecuador se da a esta forma de producir. La Economía Social, en sus modalidades cooperativa, asociativa y comunitaria, tiene hoy en los países que emprenden cambios hacia una sociedad justa, participativa y de solidaridad un papel central a desempeñar.

Para el objetivo de transformación es necesario que la producción, distribución y comercialización pasen por organizaciones participativas, solidarias, donde el lucro no sea el único objetivo, sino que la función social y solidaria tenga lugar. Ello no sucede en la empresa capitalista, privada o estatal. Más aún, si se quiere transformar una sociedad hacia el socialismo del siglo XXI, la única forma de lograrlo es transformando las “relaciones sociales de producción”, es decir, la inclusión del ser humano en el proceso productivo. La inserción en el capitalismo es la de colocar al hombre y a la mujer como simples “recursos humanos”, recursos, en definitiva, del capital para su engrandecimiento, junto a los recursos naturales, los financieros y los tecnológicos.

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